De La Generación X A La Generación @ : Trazos Transicionales E Identidades Juveniles En América Latina


La dominación patriarcal del cabeza de familia sobre los grupos dependientes (mujeres y jóvenes) se expresa en los sistemas de herencia y en el management sexual. Paradójicamente, los jóvenes, que constituyen una parte fundamental de la fuerza de trabajo, no tienen ni prestigio ni poder. Como compensación, ocupan un lugar central en el espacio lúdico de la comunidad y a menudo participan en muchos aspectos de la vida festiva (fiestas patronales) o recreativas (agrupaciones deportivas). Ubicamos la presencia de los jóvenes indígenas en la Ciudad de México dentro de los procesos de desterritorialización que hoy caracterizan a ciudades mundializadas como Ciudad de México (Hannerz, 1998). La migración indígena es fundamental para entender la producción de juventud entre las etnias del desplazamiento4 en la ciudad.

plomeros en santo domingo

Una de sus expresiones más visibles tiene que ver con las hibridaciones de las prácticas culturales y sociales de los sujetos jóvenes, cuyos productos resultantes muestran transformaciones importantes en términos de la construcción identitaria juvenil contemporánea, que si bien manifiesta pertenencias, tiende a abrirse a la experiencia con unos otros distintos. Las imágenes culturales de lo juvenil que circulan en los circuitos del mainstream world no solo se reproducen a nivel local en reapropiaciones socioculturales específicas, sino que también manifiestan de manera acelerada estas apropiaciones locales y las devuelven al re-colocar ciertas tendencias en otras latitudes. Los casos de los metaleros rurales o los jóvenes indios en las grandes urbes que gustan del ska y del punk, como vimos en este texto, nos muestran un atisbo de esta glocalization (Boyd-Barret, 1997). Una característica central, según los casos presentados en este ensayo, es la profunda desigualdad social que marca estructuralmente a los sujetos jóvenes en nuestro continente. El acceso desigual a los bienes y servicios provoca tensiones constantes al interior de las generaciones.

Las mujeres arribarán a esta «breve juventud» debido a la migración laboral (servicio doméstico). El pololeo, como constructo cultural urbano, y muchos bienes simbólicos de un mercado juvenil emergente (moda, música y revistas juveniles), serán apropiados y transmitidos por ellas a los varones. No obstante, la juvenilización de las muchachas será un proceso abortado debido a que al regresar a la comunidad de origen el prototipo identitario «joven y mujer» tendrá una precaria existencia.

Asistimos a la emergencia de una generación de jóvenes que ha nacido en pleno auge de internet y que ha crecido incorporando las tecnologías tanto en su quehacer académico como en sus actividades de ocio y afectividad personales. Pero en el devenir del actor juvenil constituyen puntos de inflexión que esta vez no sólo impactaron a la propia juventud sino al conjunto de la sociedad chilena en su pregunta por los límites y posibilidades de la conflictiva y nunca acabada construcción del orden deseado, como bellamente definió a la política el sociólogo Lechner (1998). Y esa interrogante, a cinco años de la rebelión pingüina, sigue siendo ampliada y profundizada por la acción colectiva de jóvenes y no tan jóvenes en Chile. En Chile, el proceso de «eclosión pública» de las juventudes rurales está estrechamente ligado a los procesos específicos que se vivieron en el campo posterior a la «contrarreforma» agraria llevada a cabo por la dictadura militar de Pinochet. Después de reprimir a las organizaciones campesinas, devolver una importante porción de tierras expropiadas bajo el gobierno de la Unidad Popular, el gobierno militar comienza una acelerada dinámica neoliberalizadora del agro. Licita predios reexpropiados a asignatarios de la reforma agraria o fiscales a parceleros particulares y vende otros a un grupo de empresas transnacionales que se instalan desde mediados de la década de los ochenta en la zona central para producir y exportar frutas.

Este último dato plantea nuevas interrogantes a quienes venimos interesándonos en la relación de los jóvenes con los medios de comunicación. De manera puntual, nos obliga a mirar lo que ocurre en el amplio ecosistema mediático que se conforma hoy con el agregado de internet, celular y videojuegos. El campo de batalla que es la ciudad, con toda su discriminación y modelo de éxito, hace que algunos jóvenes ilustrados desarrollen una cultura oposicional a partir de recurrir al núcleo de valores aprendidos en sus culturas parentales (comunitarias y familiares) con el propósito de resistir activamente los valores de la sociedad hegemónica. Estos jóvenes de ambos sexos han pasado de copiar a la creación de un estilo propio con el cual interactúan entre ellos y con otros jóvenes en la ciudad. También, a diferencia del pasado, los líderes indios en la ciudad —entre los que se encuentran jóvenes que en su mayoría cuentan ya con estudios universitarios—, apelando a su condición indígena, responden mediática y legalmente en la actualidad a las campañas empresariales e institucionales discriminatorias contra lo que consideran atenta contra la dignidad étnica.

7 Algunas de las carreras que los jóvenes entrevistados y participantes en el Taller de Intercambio entre jóvenes indígenas y migrantes en la ciudad (CDI, abril 2006) estaban cursando en la ciudad son antropología, etnohistoria, lingüística, historia, geografía, filosofía, comunicación, música, artes plásticas y derecho. Según los datos de la amipci e inegi, los usuarios de web en México son mayoritariamente jóvenes urbanos. Coincide también con los datos del World Internet Project,23 que señala que el 40% de los usuarios de internet en México son menores de diecinueve años.

Y por otra parte, mientras la temporalidad política del mundo adulto se refiere a un largo plazo (un mañana mejor), la política cultural juvenil la instala en el corto plazo (un presente mejor). Esta otra configuración cultural es la base de muchos de los desencuentros de los actores juveniles y adultos cuando negocian la resolución de los conflictos. Trendsetter es un categoría del marketing que significa «posicionados en la tendencia», de estilos de vida por venir o tendencias. Sin embargo, a falta de un término mejor, lo usamos para referirnos a aquellos jóvenes integrantes de la categoría de personas que Hannerz (1998) denomina «especialistas de la expresión» o «personas que se ocupan de la cultura» que viven en las ciudades mundializadas. Los trends son jóvenes nacidos en la ciudad y tienen entre veintiún y treinta y dos años; son solteros, sin hijos y viven con su familia de origen o comparten departamento con algún acquainted.

En ese sentido, el Consejo de Bienestar y Autosuficiencia de la iglesia en la zona de Villa Mella, presidido por el presidente Edwin Pérez, ajustaron el Plan de Emergencias de Estaca y Barrios, adecuado a dar respuestas concretas y oportunas a los miembros y comunidades que puedan resultar afectadas ante cualquier fenómeno que ocurra en esta jurisdicción, ubicada en Santo Domingo Norte. 22 Algunos autores fijan el rango de edad de las generaciones en quince años, como es el caso de Dromel, y otros, como Mannheim, creen que es de treinta años. 18 Estoy nuevamente investigando (2011) este segmento en los campos de las artes visuales, música, editorial y espacio digital.

La emergencia de algo que puede denominarse período juvenil entre la población étnica que habita en los pueblos como en las ciudades se enmarca entre los vertiginosos y dislocantes cambios de los últimos veinticinco años en las dimensiones económica, tecnológica, social y cultural de la sociedad mexicana, los cuales están modificando sustantivamente las vidas diarias de las personas, y en especial de los/as jóvenes. Entendemos que el siglo xxi evidencia nuevas circunstancias de la interculturalidad en términos de la aceptación o inclusión de la diferencia entre los modos de convivencia entre distintos grupos y jóvenes que pueden ser plomero recoleta leídas en clave generacional. Enmarcadas en el contexto de una globalización asimétrica, resulta relevante el cuestionamiento acerca de cómo resolverán estas asimetrías sujetos socializados en unas mismas coordenadas temporales. Asumimos que la discusión generacional en América Latina pasará, necesariamente, por un debate acerca de la interculturalidad que incluya la aceptación de la diferencia. Y, de manera puntual, por la forma en que se resuelvan las diferencias culturales intrageneracionales en esta región. Así lo demuestran los datos más recientes, según los cuales, la mitad del país tiene menos de 26 años (inegi, 2011).

Bajo la etiqueta «jóvenes indígenas» se esconden diferencias de todo tipo incluyendo de clase, edad, origen étnico, educación, ocupación, profesión, expectativas, estilos de vida, y muchas otras, las cuales conforman prácticas culturales y espaciales urbanas muy diversas. Lo que haremos alcantarillas tmc 36 será mirar este palimpsesto generacional, producto de temporalidades superpuestas que configuran ciertas subjetividades juveniles latinoamericanas. Asumimos esta perspectiva, que resulta más compleja, y que nos planteará una dificultad para nombrar taxativamente a las generaciones.


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